- Ejercicio 9 de la página 157
- Y esta ficha:
DESCRIPCIÓN
Tareas a realizar y contenido sobre lengua para los curso de 4º y 6º de E. Primaria de CEO BOECILLO.
martes, 31 de marzo de 2020
lunes, 30 de marzo de 2020
viernes, 27 de marzo de 2020
jueves, 26 de marzo de 2020
CARTA PARA LOS ENFERMOS DEL COVID -19-Todos los cursos
Buenos días familias,
El otro día me puse en contacto con el Hospital Clínico
Universitario de Valladolid. Como actividad os propongo lo siguiente: escribir
una carta a los enfermos del COVID-19 como muestra de ánimo y solidaridad pues
se encuentran aislados; y así trabajamos de paso también la carta. Como fecha
límite tenéis hasta el domingo 29 de marzo a las 12 de la noche y me lo enviáis
al siguiente correo henarceoboecillo@gmail.com y yo se lo haré llegar al
hospital a la dirección que me han propuesto.
La extensión de la carta que no
supere una cara de un folio.
Muchas gracias.
Henar.
---------------------------------------------A TENER EN CUENTA-----------------------------------------
ESTRUCTURA DE LA CARTA:
LA CARTA
1.-¿Sabes qué es una carta?
Una carta es un medio de comunicación escrito por un emisor
(remitente) enviada a un receptor (destinatario).
2- Estilo de la carta
El estilo de la carta debe ser adecuado para el receptor y
entendible:
- Formal, si se trata de asuntos oficiales, públicos o de
negocios. Es una carta dirigida a una persona que no conocemos o con quien no
tenemos amistad. Es generalmente más breve, porque quien escribe tiene la
intención de ser más preciso y concreto con lo que quiere decir.
- Coloquial o informal, si se dirige a familia o amigos y se
usa un lenguaje coloquial que ambos entiendan. Es informal porque la relación
es de confianza.
- Familiar, que podría ser un derivado de la anterior, con
la única diferencia de que ésta es específicamente para familiares.
- Extremadamente formal, en estos casos se nota una
distancia aun mayor con el receptor. Además, al momento de colocar a quién se
dirige la carta debe ponerse: Señor/Señora (su cargo. Ej.: Directora de la
Institución) Don/Doña (Nombre y Apellido).
3- Partes de la carta
Usualmente, una carta se compone de cuatro partes:
encabezado (lugar y fecha; destinatario); el cuerpo de la carta; despedida y
firma. A veces se agrega una postdata.
Tarea para el día 26/03/2020-6º P
Buenos días familia,
Tema 9
Vamos a empezar con algo que ya es conocido por todos pues lo llevamos trabajando durante mucho tiempo: SUJETO Y PREDICADO. Lo q vais a encontrar en estas actividades son los mínimos que tendréis que saber manejar ante el análisis de una oración.
miércoles, 25 de marzo de 2020
martes, 24 de marzo de 2020
lunes, 23 de marzo de 2020
viernes, 20 de marzo de 2020
Tarea para el "finde"21-22/03/2020-4º p y 6º p
Buenas noches alumn@s!!!
Por fín es viernes, como diríamos en clase. Siguiendo la misma dinámica, no mandaré deberes, simplemente repasar los verbos y repasar la teoría trabajada.
Mañana colgaré las actividades del día 20/03/2020 corregidas.
Os echo de menos.
Un saludo!!
Por fín es viernes, como diríamos en clase. Siguiendo la misma dinámica, no mandaré deberes, simplemente repasar los verbos y repasar la teoría trabajada.
Mañana colgaré las actividades del día 20/03/2020 corregidas.
Os echo de menos.
Un saludo!!
jueves, 19 de marzo de 2020
Cuento: "LAS OLAS": 4º y 6 º Primaria-19/03/2020
Buenos días mis queridos alumnos.
Os envío un cuento escrito por otro escritor vallisoletano y yo misma para practicar la lectura.
Hace referencia al momento que estamos viviendo.
Espero que os guste y os haga reflexionar y sacar lo mejor de uno mismo.
****************************
Os envío un cuento escrito por otro escritor vallisoletano y yo misma para practicar la lectura.
Hace referencia al momento que estamos viviendo.
Espero que os guste y os haga reflexionar y sacar lo mejor de uno mismo.
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La ola no parecía muy alta.
Con el agua por los tobillos, y armada con un cubo y una pala, Lucía esperaba
el impacto desafiante pero segura de poder vencer al mar. Llegó la ola, y al
romper en la arena, arrastró unos metros a Lucía hacia la playa. Acabó
totalmente empapada, rebozada de arena como una croqueta humana y unos trocitos
de algas pegados en su pelo.
Aprendió que la ola, aunque
no era muy alta, tenía una fuerza descomunal.
Las primeras noticias que
llegaban al pequeño pueblo costero eran de países lejanos, países mucho peores
y menos civilizados que el nuestro. Esos países donde pasan cosas que en la
avanzada y rica Europa no pueden suceder.
Pero el runrún aumentaba
cada día más y más, como una ola lejana en el horizonte. Un nuevo caso más
cerca, otro dudoso, pero aquí todo estaba controlado. Somos el primer mundo,
estamos preparados.
Cuando el virus ya había
atravesado nuestras fronteras, la vida aún seguía igual; total, eran pocos
casos. Se bromeaba tomando una caña en las terrazas o con los memes de las
redes sociales que no paraban de bombardear y saturar los teléfonos móviles.
Pero las olas, aunque se muevan lentas, siempre llegan a la playa. De pronto
todo se aceleró, se aplicaron medidas restrictivas, intensas, inimaginables
apenas unos días antes.
Las farmacias se quedaron
sin mascarillas, en los supermercados los carros iban cargados hasta arriba
como si fuera el fin del mundo.
Cuando doña Eulalia, apoyada
en su bastón, buscaba las bandejas de pollo en los estantes vacíos, la
reponedora del supermercado solo pudo ofrecerle un paquete de tofu y una lata
abollada de lentejas.
-Hija, y el tal tofu este...
¿cómo lo cocino? Porque guisar un pollo o empanar un filete aún se hacerlo-.
Preguntó la anciana.
La reponedora se encogió de
hombros, no supo contestarle y siguió reponiendo las estanterías con geles de
baño y toallitas de papel. Doña Eulalia iba dos o tres veces por semana a ese
supermercado, nunca gastaba más de diez euros pues su pensión no daba para más
y su despensa estaba al día.
Lucía solo tenía cinco años
y no comprendía muy bien lo que estaba sucediendo a su alrededor. Solo se
hablaba de un nuevo virus muy importante que debía ser el rey de todos porque
llevaba corona. Las personas se movían demasiado deprisa, nerviosas, como
eléctricas. Sus padres subían del súper con bolsas repletas de carne envasada,
latas de comida, jabones, guantes,... y montones de rollos de papel higiénico.-¿Para
qué tanto papel? -Se preguntaba si ya sabía perfectamente utilizar el baño. En
el cole, su profe Cristina, le había contado que en la calle había un bicho muy
malo que mordía el culete a los niños y niñas que salían a la calle; por ese motivo
iban a suspender las clases durante un tiempo. -¡Qué lástima! - Pensó. Con lo
bien que se lo pasaba en clase con sus amigos. Les iba a echar tanto de
menos... Así que Lucía se ponía de puntillas y asomaba su naricilla por el
balcón. El aire olía a paseo, pero sabía que no se podía salir, su culete
corría un gran peligro.
En la televisión habían
decretado el Estado de Alarma. Ella no entendía de esas cosas. Lo único que le
hacía feliz era que sus papás estaban en casa todo el tiempo, aunque no paraban
de hacer números cada noche diciendo que no sabían que iban a hacer con el
negocio si esta situación se alargaba mucho.
Cada mañana, se asomaba a la
ventana a la misma hora y veía a doña Eulalia por la calle con su bastón y su
bolsa del pan. Caminaba muy despacio, asegurándose cada uno de sus pasos, hasta
que dos mujeres casi la tiran al suelo al pasar por su lado sin percatarse de
ello para entrar al supermercado corriendo al grito de: ¡No hay más papel
higiénico! A Lucía le dio mucha pena doña Eulalia. Era muy simpática con ella
siempre. Estaba decidida. Tenía que hacer algo para ayudarla. Preguntó a papá,
pero estaba demasiado ocupado haciendo números; y a mamá, pero sólo se dedicaba
a colocar rollos de papel y latas de comida en las estanterías. Así que tenía
que contar únicamente con sus pequeñas ideas de cinco años. Cogió un papel y
escribió una nota pegándola con celo en la puerta del ascensor:
“HOLA, SOY LUCÍA. TENGO
CINCO AÑOS. SI QUIERES PUEDO AYUDARTE A CRUZAR LA CALLE Y LLEVAR TU BOLSA DEL
PAN PARA QUE NADIE TE TIRE AL SUELO”.
Quizás fue ese cartel con
letras de colores el que puso las cosas en su sitio. Porque estos días en que
nos vemos obligados a estar encerrados en casa para frenar al “bicho”, nos haga
sacar valores que la humanidad lleva en el interior y que el ritmo frenético y
superficial que teníamos hasta ahora había tapado. Alguien del barrio recordó,
que cuando era niño, doña Eulalia siempre llevaba caramelos en el bolso y en el
parque los niños se arremolinaban a su alrededor. Otro vecino recordó que
cuando era niño y se cayó de la bici, fue doña Eulalia quien le levantó del
suelo y le curó con agua y jabón las heridas de sus rodillas. Que poco costaba
ahora acercarle el pan a su casa. La mamá de Lucía se dio cuenta que tenían más
latas de las que podían comer en meses, por qué no ofrecer si alguien lo
necesitaba.
Y en ese bloque, en ese
barrio, en la era del whatsapp, internet y los satélites, sucedió algo
sorprendente. Las puertas de los ascensores, de los portales, las farolas ...
se llenaron de hojas de papel. Unas con letras bonitas, otras de impresora,
algunas con faltas de ortografía e incluso en idiomas variopintos; pero en
todas ellas se ofrecían cosas valiosas que habíamos olvidado. Ir a por el pan,
sacar al perro, llevar medicinas o simplemente poner un número de teléfono para
quien quisiera hablar si se sentía solo.
Lucía sin saberlo, con su
idea pequeña de cinco años, había conseguido hacer algo gigantesco. Había
llegado al corazón de las personas sacando lo mejor de uno mismo.
Doña Eulalia, al abrir al
día siguiente la puerta de su casa para bajar a por el pan, se encontró una
caja con latas de comida, pan, leche y... varias bandejas de pollo.
Texto: Henar Recio y Fran M.
Sanz
Ilustraciones: Henar Recio
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